¿Sabes lo que son la biocapacidad y la huella ecológica? ¿Qué pueden hacer las finanzas?


Actualmente, según los datos recogidos en Global Footprint Network, nos encontramos en una situación de déficit y no, no es presupuestario, tiene que ver con la biocapacidad y la huella ecológica:

  • La biocapacidad es la habilidad de los ecosistemas para regenerarse en función de lo que la población necesita de esas superficies y la absorción de los desechos generados por las personas. Puede cambiar año tras año debido al clima, la administración y el uso de los recursos naturales.
  • La huella ecológica es el impacto de una persona, comunidad u organización en el medioambiente. Se calcula para una persona en un año y se identifica con la cantidad de tierra y agua requerida para su consumo. Es una medida que nos ayuda a comparar el uso de los recursos naturales y estilos de vida, pero también se puede comparar con la capacidad de la naturaleza para proporcionar esos recursos.

Se puede dividir en: huella de carbono, alimentos, vivienda, bienes y servicios e incluso número de planetas como la Tierra que se necesitarían para mantener a la población con un consumo determinado.

Desde 1961 a 1969 el Mundo se encontró en reserva de biocapacidad, en 1970 entramos en punto muerto o equilibrio y a partir de ese mismo año el déficit no ha parado de crecer, como se puede apreciar en la Imagen 1.

Imagen 1. Fuente: https://data.footprintnetwork.org/#/

 

¿Qué es y cómo se calcula la reserva o el déficit de biocapacidad? 

Imagen 2. Fuente: elaboración propia

 

La reserva de capacidad nos indica que un territorio tiene más capacidad por persona en relación a la huella ecológica por persona, lo que es positivo debido a que el territorio en cuestión tiene más recursos de los consumidos. Por el lado contrario, el déficit de biocapacidad quiere decir que el consumo de los habitantes es mayor de lo que la naturaleza puede ofrecer.

¿Cómo se encuentra nuestro mundo? 

El mundo en 2017, como se puede observar en la Imagen 1, tenía:

  • Un PIB per cápita de 10,713 dólares por persona1)..
  • Una población de más de 7.000 millones de personas.
  • Y un déficit de 1,2 hag (hectárea global2) por persona.

El déficit no ha parado de aumentar, principalmente debido a que nuestros “ingresos ecológicos”, es decir, el área productiva por persona, no ha parado de caer. En cambio, la huella ecológica, desde 2007, se ha mantenido constante.

Ejemplo

Por un lado, supongamos que en nuestro territorio disponemos de:

  • 730.000 hectáreas de tierra y agua biológicamente productivas.
  • La población es de 1.000.000 de habitantes.

La biocapacidad, el “ingreso ecológico”, es igual a 0,73 hectáreas por persona que se calcula dividiendo las hectáreas de tierra y de agua biológicamente productivas entre la población, datos que, como se puede imaginar, pueden variar. Si la población aumenta o las hectáreas de tierra y agua biológicamente productivas disminuyen, la biocapacidad disminuirá.

Por otro lado, para calcular la huella ecológica, “el gasto ecológico”, tenemos que:

  • Determinar la superficie en cuestión.
  • Buscaremos los alimentos, energía, materias primas y suelo que esa población requiere para cubrir sus necesidades durante el periodo determinado, en nuestro caso un año.
  • Procedemos a calcular el terreno necesario para producir los bienes consumidos (así como el terreno que se necesita para asimilar los residuos emitidos).

Procedemos a sumar el terreno, lo dividimos entre la población y obtenemos la huella ecológica por habitante en un año. Supongamos que en nuestro ejemplo, la huella ecológica es de 2 hectáreas por persona.

En nuestro ejemplo, por lo tanto, nos encontramos con un déficit en la biocapacidad de 1,3 hectáreas por persona (0,7 – 2). Este déficit se puede dar por tres razones:

  1. Importaciones netas: se está importando biocapacidad a través del comercio.
  2. Se están sobreexplotando activos ecológicos.

¿Qué pueden hacer las finanzas?

Más de lo que creemos, pues en este caso hablamos de las finanzas sostenibles, que se refieren al proceso de tener en cuenta consideraciones ambientales sociales y de gobernanza (ASG) en la toma de decisiones financieras (inversión o financiación, por ejemplo), lo que lleva a las inversiones a más largo plazo en actividades y proyectos económicos.

Como se ve reflejado en la Imagen 3, en este artículo nos centramos en la A de Ambiental. En lo que se refiere a conservar y restaurar la biocapacidad, por ejemplo, con la movilización de fondos para proteger o crear nuevas zonas verdes, la protección, creación o mantenimientos de estas zonas originará directamente puestos de trabajo, inyectará a la zona ingresos derivados del turismo verde potenciando el crecimiento económico y, por supuesto, mejorará la salud de los ciudadanos y el disfrute de la naturaleza (véase, por ejemplo, la siguiente noticia: La Diputación promueve la creación del mayor parque fluvial de España en el Valle del Guadalhorce).

Imagen 3. Fuente: elaboración propia

 

En conclusión, sí, es posible crecer económicamente, reducir la presión sobre el medioambiente, tener en cuenta aspectos sociales y de gobernanza.

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Fuente: https://data.footprintnetwork.org/#/

Autoría de la imagen: Vector de Diseño creado por freepik – www.freepik.es


[1] Para más información puede acceder al siguiente enlace.
[2] Global hectare (gha) en inglés, es una unidad de medida. Se puede utilizar para personas, actividades o sectores, así como territorios o regiones.