La inflación es el crecimiento generalizado y continuado de los precios de los bienes y servicios de una economía1. Para medirlo se emplea, fundamentalmente, el Índice de Precios de Consumo (IPC) que mide la evolución del nivel de precios de una cesta de bienes y servicios de consumo adquiridos por los hogares. El control de la inflación es uno de los objetivos prioritarios de las autoridades monetarias, fijándose en el caso de la Zona Euro, a la que pertenece España, en una tasa anual del 2%, nivel que se considera adecuado para un correcto funcionamiento de la economía. Junto al control de la inflación global es necesario poner la atención en la denominada inflación subyacente que excluye del cálculo los alimentos no elaborados y la energía.
Las causas que explican un proceso inflacionario o tasas de inflación que se alejan sustancialmente de los niveles de consenso son variadas, pueden explicarse por factores de demanda o de oferta. No obstante, desde una perspectiva dinámica, independientemente de cuál sea el shock desencadenante unos y otros se retroalimentan.
En el lado de la demanda nos encontramos con la explicación keynesiana de la inflación y con la monetarista. Los keynesianos argumentan que cuando una economía se encuentra próxima a su nivel de producción potencial los incrementos de la demanda se trasladan íntegramente a los precios. Los monetaristas señalan que un aumento de la cantidad de dinero incrementará la demanda de bienes y servicios con el consiguiente incremento en los precios de dichos bienes.
Por el lado de la oferta, la inflación de costes se vincula a aumentos en los salarios, por encima de la productividad del trabajo, y en otros costes de producción. En el caso de los salarios, los incrementos generalizados que alcancen a los sectores con menores crecimientos de productividad pueden ocasionar aumentos de los precios de sus productos y, de persistir en esta dinámica, una espiral precios-salarios. Igualmente, la inflación puede provenir del aumento de los precios de las materias primas que se incorporan a la producción, siendo el ejemplo más notable, por su actualidad, los del mercado de la energía y el petróleo.
Los elevados niveles de inflación registrados por la economía española en los primeros meses de 2022 (8,4% interanual en abril), pueden explicarse por la combinación de shocks de demanda y de oferta2. Entre los factores de demanda se pueden señalar la fuerte recuperación de la actividad a nivel global en la segunda mitad de 2021 y los cambios en los patrones de consumo que provocó la pandemia, y entre los de oferta los problemas en las cadenas de suministros globales, los problemas de producción en algunos bienes y el fuerte incremento de los precios de las materias primas, incluidas las energéticas, acentuado por el conflicto bélico en Ucrania.
También juegan un papel relevante en los procesos inflacionarios las expectativas de los agentes económicos. Las previsiones de la evolución de la inflación marcan el comportamiento de los agentes y pueden producir una realimentación entre los precios y los salarios ocasionando los denominados “efectos de segunda vuelta”. En escenarios con riesgo de que esto suceda, como el que nos encontramos, se propone que los agentes económicos se repartan los costes de la inflación mediante un pacto de rentas, como sugiere el Banco de España3, de tal modo que los trabajadores acepten una reducción de su poder de compra, las empresas una reducción de sus márgenes unitarios y el sector público active políticas que compensen la pérdida de renta de los hogares más vulnerables y de los sectores empresariales más perjudicados.
De no ser capaces, en la economía española, de impedir una espiral precio-salarios, dada la dependencia de la política monetaria del Banco Central Europeo (imposibilidad de fijar los tipos de interés y de devaluar la moneda), la consecuencia sería una pérdida de competitividad de nuestras empresas y un escenario económico a medio plazo de estancamiento económico con inflación. Por ello, el elevado nivel alcanzado por la inflación subyacente en abril (4,4% interanual) alerta del riesgo de una inflación más persistente y más elevada para los próximos meses.
Atribución: Vector de crisis economica creado por pch.vector – www.freepik.es
[1] Mochón Morcillo, Francisco (1998). “Introducción a la macroeconomía”. MacGraw-Hill.
[2] Hernández de Cos, Pablo. “El contexto económico tras el inicio de la invasión de Ucrania y la respuesta de política económica Desayuno de trabajo con el sector empresarial organizado por Hill & Knowlton, 15 de marzo de 2022.
[3] Hernández de Cos, Pablo. “Un pacto de rentas en España: por qué y para qué”. 50º Aniversario de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales – Universidad de Sevilla, 26 de abril de 2022.