A pesar del espectacular comportamiento desplegado en 2020, en lo que va de año 2021 tanto Tesla como el bitcoin parece que están comenzando a iniciar lo que parece ser un repliegue. Si lo miramos con una perspectiva más amplia, en los últimos cinco años, Tesla se ha revalorizado más del 1.400% y el bitcoin lo ha hecho en más del 12.000%, aunque es preciso destacar que también existen otras empresas y criptomonedas que se han revalorizado aún más en dicho periodo. Entonces, ¿a qué se debe la gran exposición en medios de comunicación y en el debate económico y financiero de Tesla y el bitcoin?
Puede que esto se explique en parte por los desempeños tan satisfactorios señalados anteriormente. Aunque también, esta presencia se debe en parte al “prolífico” Elon Musk, fundador de Tesla, que en su cuenta de Twitter, donde cuenta con millones de seguidores, ha venido apoyando recientemente no solo al bitcoin, sino también a otras criptomonedas con un futuro quizás algo menos prometedor.
Ciertamente hay muchos inversores que consideran que ambos no son más que una burbuja financiera que acabará explotando y otros que consideran que su futuro es prometedor y que, por tanto, el recorrido al alza puede ser aun mucho más largo. Lo que sí es un hecho es que este debate, junto a la sospecha de posibles burbujas, hacen que la publicidad que reciben se incremente, retroalimentando a su vez las cotizaciones de ambos.
Lo cierto es que si analizamos detenidamente los planes que subyacen bajo ambas propuestas, veremos que lo que tienen en común es exactamente lo mismo: la visión compartida por convertirse en un punto de inflexión en sus respectivos sectores. Tesla pretende hacerlo, principalmente, a través de su coche eléctrico y autónomo, convirtiéndose cada vez más en una alternativa factible al vehículo de combustión que ha estado entre nosotros durante décadas. Bitcoin, por su parte, es “una red consensuada que permite un nuevo sistema de pago y una moneda completamente digital. Es la primera red entre pares de pago descentralizado impulsado por sus usuarios sin una autoridad central o intermediarios”1).
Además, según recientes acontecimientos, parecía que el destino de ambas se iba ligando cada vez más, como pareció demostrar la inversión de 1.500 millones de dólares que Tesla hizo en bitcoins y el inicio de la aceptación de bitcoins como medio de pago para los productos de Tesla2). Sorprende, en primer lugar, una inversión hecha en un activo tan volátil como el bitcoin, que además no era estrictamente necesaria para las actividades que Tesla lleva a cabo. Ante dicho movimiento, algunos accionistas de Tesla, probablemente, se preguntaron por qué se tomó esta decisión y si la misma aportaba valor a largo plazo a la empresa y a sus grupos de interés, más allá de la revalorización temporal en el precio de los bitcoins.
Como era de esperar, poco duró esta inversión, como suele ocurrir de media con las inversiones en criptomonedas, que, dada su elevada volatilidad, tienen un componente más especulativo y, por tanto, el periodo medio de tenencia suele ser más corto que el de otros activos financieros menos volátiles. El día 27 de abril, Musk anunció que Tesla había vendido un 10% de los bitcoins que adquirió en febrero para “demostrar la liquidez del bitcoin como alternativa a tener efectivo en el balance”, con una ganancia sustancial3). Llegados a este punto, es preciso recordar que Musk tiene una inversión a título personal en bitcoins.
Tras relatar estos hechos nos asaltan muchas dudas:
¿Por qué bitcoin y no otras criptomonedas? ¿Se puede considerar a día de hoy al bitcoin como un sustituto del efectivo en el balance de una empresa? ¿Es la venta de bitcoin por parte de Tesla trading a corto plazo? Y si es así, ¿Hasta qué punto está habilitado el CEO de una empresa para hacer trading en criptomonedas con los fondos de la misma? Y una pregunta que se deriva de las anteriores es: ¿Se ha beneficiado personalmente Musk del trading realizado con los fondos de Tesla en bitcoins?
Sin embargo, la mayor discrepancia, que hasta ahora había pasado relativamente inadvertida, es la siguiente: con fecha 12 de mayo de 20214), Elon Musk publicaba un comunicado en su perfil de Twitter diciendo que Tesla dejaría de aceptar bitcoins como medio de pago para sus productos, sólo tres meses después de decir que comenzaría a aceptarlos, alegando su preocupación por la energía de combustibles fósiles consumida por las computadoras que minan el bitcoin. Sorprende que se alegue esta causa tres meses después de que el 8 de febrero, día en que Tesla comenzó a aceptar bitcoins, no se pusiera en cuestión este hecho sobre la base de que una empresa que aspira a “acelerar la transición global hacia una energía sostenible5)” estaba comprando una moneda que requiere de ingentes cantidades de energía procedente de combustibles fósiles para ser minada.
Una cosa sí es cierta: a pesar de todas las dudas y discrepancias aquí planteadas tanto Tesla como el bitcoin continúan en niveles altos de cotización en relación con el pasado reciente, por lo que el mercado nos está dando a entender que el futuro ha de ser bastante prometedor para justificar estas valoraciones, pero ¿y si el futuro se torna en contra de Tesla y el bitcoin?
[1] Bitcoin FAQ, www.bitcoin.org/es/faq.
[2] “Tesla sends bitcoin to record high with $1.5bn investment”, Financial Times, 8 de febrero de 2021.
[3] “Elon Musk says Tesla sold 10% of its bitcoin to show it’s a good alternative to cash – but he isn’t selling his personal holding”, Businessinsider, 27 de abril de 2021.
[4] “Tesla stops accepting Bitcoin as payment for its cars”, The New York Times, 12 de mayo de 2021.
[5] About Tesla, “Tesla’s mission is to accelerate the world’s transition to sustainable energy”, www.tesla.com/about
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