Es muy probable que, en los últimos meses, hayas oído hablar de las protestas del sector primario y de los cortes de carreteras por parte de sus trabajadores en territorio europeo. Estas protestas han venido fundamentalmente motivadas por las profundas exigencias europeas de la Política Agraria Común (PAC) y por la amenaza de la “competencia desleal”, en el marco de un escenario inflacionista y de una crisis hídrica sin precedentes.
Pero, ¿qué significa todo esto? ¿Qué es la PAC y por qué es tan importante? ¿Qué significa el concepto de “competencia desleal”? Con el objetivo de clarificar uno de los principales problemas económicos por los que atraviesa España en la actualidad, vamos a desagregar los motivos que han llevado a los trabajadores del sector primario a una situación crítica.
¿Qué es la Política Agraria Común? Su importancia en el caso español
La Política Agraria Común, comúnmente conocida como PAC, destaca como una de las principales políticas de la Unión Europea. Vigente desde su instauración en 1962 por los seis países fundadores, su finalidad radica en estandarizar criterios y normativas en el mercado agrícola europeo para salvaguardar la seguridad alimentaria, impulsar la prosperidad de las áreas rurales y del sector agrario, promover la sostenibilidad ambiental y regular la burocracia y los precios.
Para España, en 2023, representó una inyección de 4.875 millones de euros en forma de ayudas directas y 622.404 trabajadores beneficiarios.
Si todo aparenta ser positivo, ¿por qué se verían obligados a protestar por ella?
Con la aprobación a finales de 2021 de la reforma de la PAC para el periodo 2023-2027, se introdujeron profundas exigencias medioambientales y de digitalización, como la implementación del Cuaderno Digital de Explotación Agrícola (un soporte digital donde anotar las aplicaciones de fitosanitarios y fertilizantes), que sumían a los trabajadores del campo en un bucle burocrático difícil de gestionar. Y unas exigencias que, si no eran cumplidas, significarían el corte del grifo de las ayudas europeas.
¿Qué es la “competencia desleal”? El caso del dumping
Resulta innegable que en las últimas décadas hemos sido testigos de un cambio en el paradigma económico mundial, así como en las relaciones entre países, lo que ha fomentado el comercio internacional, y con él, la proliferación de prácticas ilícitas como la competencia desleal.
De forma general, este fenómeno económico-jurídico se define como aquellas prácticas objetivamente contrarias a la buena fe en el sector empresarial para obtener una ventaja en el mercado. El tipo de competencia desleal más frecuente en el comercio internacional, y por el que los agricultores se han visto especialmente perjudicados, es el dumping.
Según la OCDE, este término es “una discriminación internacional de precios” y es usado para describir la situación en la que el producto de un país es exportado al extranjero a un precio menor del aplicado en su país de procedencia, llegando incluso, a venderlo por debajo de los costes de producción con el objetivo de eliminar la competencia de los mercados y, así, intentar monopolizarlos.
Es el caso denunciado por los autónomos del campo español. Concretamente, con respecto a Marruecos, donde menores costes laborales, una menor regulación de fitosanitarios y unos desfasados acuerdos de entrada de sus productos a territorio español, hacen que competir con el producto marroquí sea tarea prácticamente imposible para ellos.
La importancia de la coyuntura económica en las crisis
Primero, el precio de la luz, después el del gas, y más tarde el de los combustibles, fertilizantes y alimentos. Ahora nos enfrentamos a un nuevo desafío: la escasez de agua.
La inflación de los últimos años ha sido un fenómeno sin precedentes en nuestro país, y su impacto, junto con la crisis hídrica, se ha sentido en todas las esferas de la sociedad. Pero quizás, uno de los sectores más afectados ha sido el primario. Los agricultores y ganaderos se han visto obligados a hacer malabares ante los crecientes costes de producción, enfrentándose a márgenes cada vez más estrechos y a una mayor incertidumbre sobre el futuro de sus negocios.
Todo ello, sumado a la falta de mano de obra en el campo ante el creciente proceso de urbanización, pone de manifiesto la importancia de la coyuntura económica y social de un país para entender las causas, consecuencias y posibles soluciones ante una crisis.
¿Qué soluciones se plantean?
Tal ha sido la repercusión de las protestas, que el pasado 22 de febrero, la Comisión Europea propuso relajar algunos de los requisitos de la reforma de la PAC como muestra de solidaridad con el sector y con el objetivo de aliviar la carga administrativa que soportan.
Sin embargo, tal y como hemos ido recopilando a lo largo de este análisis, los problemas de la industria agrícola española -y cada vez de más países europeos- van mucho más allá del círculo vicioso burocrático. La competencia desleal, los estragos de la coyuntura económica, y los cambios en las tendencias sociales y poblacionales están castigando a un sector ya debilitado desde hace años.
¿Qué soluciones hay ante estos problemas? El eterno debate: intervencionismo o liberalismo, ¿hasta qué punto es beneficioso proteger un sector económicamente ineficiente para que crezca y pueda ser competitivo?; proteccionismo o librecambismo, ¿proteger nuestra industria frente a terceros o permitir libertad completa de comercio entre países y que sobrevivan los comercios más competitivos?
En definitiva, el resurgimiento de estas ideas nos recuerda que las decisiones económicas nunca son simples y que no hay nada mejor que reflexionar y debatir sobre el futuro de nuestras economías y el bienestar de nuestras sociedades. Pero esa es otra cuestión.
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