Para finalizar esta serie de artículos dedicados al Patrón Oro, no podemos obviar la conferencia de Bretton Woods y sus consecuencias.
En esta conferencia, celebrada en julio de 1944, se reunieron los máximos representantes de 44 países, con la intención de establecer un modelo económico mundial que fijara una serie de reglas comerciales entre las naciones más industrializadas.
El gobierno estadounidense, tras un enorme debate entre las propuestas ofrecidas por John Maynard Keynes (Reino Unido) y Harry Dexter White (Estados Unidos), consiguió convencer a la mayoría de los participantes para instaurar un nuevo sistema monetario internacional. Así las cosas, tras una serie de pactos y acuerdos, nació en Bretton Woods el Patrón dólar vinculado al oro.
El principal objetivo de este sistema fue el establecimiento de tipos de cambios fijos respecto al dólar. Es decir, todas las divisas debían mantener una paridad fija ante el dólar. Por ejemplo, si el tipo de cambio entre el dólar y el marco alemán era de (1$=2 marcos alemanes), y respecto al yen era de (1$= 8 yenes), entonces (1 marco alemán= 4 yenes). Así pues, se estableció un nuevo sistema de tipos de cambios fijos a nivel internacional. Pero… ¿Por qué fijar el tipo de cambio respecto al dólar?
En primer lugar, este nuevo sistema aportaba mayor flexibilidad que el patrón oro. La oferta de oro en el mundo es limitada, pero la producción de dólares puede incrementarse sin límites. Por lo tanto, en caso de que aumentase la demanda de dólares por parte de los bancos centrales extranjeros, Estados Unidos disponía de un recurso mucho más elástico para abastecer dicha demanda. Así pues, se conseguía dar solución a la situación deflacionista que acabó con el patrón oro de los años 20.
En segundo lugar, todos los miembros tenían la obligación de mantener los tipos de cambio fijos, siendo únicamente posible realizar una revaluación o devaluación de la divisa respecto al dólar en un 10% y, superado dicho porcentaje, se obligaba a la renegociación de los tipos de cambio entre los distintos estados. De esta forma, se evitaban las constantes devaluaciones unilaterales que llevaron al colapso económico durante el sistema de tipos de cambio flotantes.
Por lo tanto, el nuevo sistema monetario internacional consiguió ofrecer una muy buena solución para resolver el dilema que se había generado a nivel mundial durante las últimas décadas.
Para ayudar al cumplimiento de los objetivos del sistema establecido en Bretton Woods, se crearon las siguientes organizaciones:
- El Fondo Monetario Internacional (FMI): Este organismo surgió con el objetivo de proteger la estabilidad económica, monetaria y financiera mundial. Además de promover un elevado nivel de empleo en todos los estados. Sus fundadores fueron John Maynard Keynes y Harry Dexter White.
- El Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo: Fue el órgano encargado de facilitar financiación a los estados europeos tras la Segunda Guerra Mundial. Tiempo después pasaría a llamarse Banco Mundial, cuyo objetivo en la actualidad es ofrecer ayuda financiera principalmente a los países en desarrollo.
- Se establecieron las bases del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que se firmaría cuatro años más tarde del acuerdo de Bretton Woods.
Así pues, con la ayuda de estas organizaciones, junto con el establecimiento del patrón dólar vinculado al oro, se pretendía iniciar un proceso de expansión económica de aquellos estados que firmaron el acuerdo.
La importancia de la vinculación del dólar al oro
Como se ha citado con anterioridad, el nuevo activo internacional de reserva pasó a ser el dólar. Sin embargo, este era el principal pasivo del gobierno estadounidense y, como todo pasivo, puede incrementarse su cantidad en circulación sin límites por la mera disposición de sus dirigentes, que en este caso eran el gobierno estadounidense y la Reserva Federal. Por lo tanto, si se establecía el patrón dólar (sin vinculación al oro), y todas las monedas tenían que mantener su tipo de cambio fijo respecto a esta divisa, se le estaba concediendo un privilegio a Estados Unidos excepcional.
Veamos un ejemplo que nos ilustra este problema:
Supongamos que el tipo de cambio del dólar respecto al yen era de 1$=8 yenes. Si el gobierno estadounidense decidiera comenzar a producir una enorme cantidad de dólares, tendría la posibilidad de comprar todos los yenes que hubiese en circulación dentro de la economía y, a su vez, tendría la capacidad de comprar todos los bienes que se produjeran dentro de Japón. Si esto sucediese, dado que prácticamente toda la producción está siendo comprada por Estados Unidos al tipo de cambio fijo, los precios en Japón aumentarían de manera desorbitada, incrementándose así la inflación de forma significativa dentro de la economía japonesa.
Por lo tanto, Estados Unidos gozaba de un “privilegio sin precedentes” sobre el resto de los países que participaron en el acuerdo de Bretton Woods.
Para prevenir la idea que acabo de ilustrar, se estableció un requisito más. Además del tipo de cambio fijo respecto al dólar, se pactó que todos los Bancos Centrales de los estados miembros podrían intercambiar sus reservas de dólares en el momento que estos considerasen conveniente por oro, al precio de 35$ la onza. Así pues, se le restringió a los Estados Unidos la capacidad de exceder la oferta de dólares dentro de la economía ya que, si esto sucediese, los Bancos Centrales perderían la confianza en el dólar y solicitarían el cambio por oro. De esta forma, Estados Unidos se convirtió en la nación con más reservas de oro acumuladas de toda la historia, pero siempre con la obligación de mantener estable la oferta de dólares dentro del sistema porque, de lo contrario, el resto de los miembros podrían solicitar el cambio de estos por onzas de oro.
La caída de Bretton Woods
Gracias al sistema de Bretton Woods, los estados miembros consiguieron experimentar una importante época de auge económico. Este hecho se generó principalmente porque se pactaron tipos de cambio fijos muy infravalorados respecto al dólar. En consecuencia, los tipos de cambio de mercado comenzaron a ser superiores a los estipulados en el acuerdo, hecho que, a priori, beneficiaba tanto a los Estados Unidos como al resto de componentes. Así pues, Estados Unidos podía comprar mercancía mucho más barata en el extranjero al tipo de cambio fijo y, de esta forma, el resto de los países conseguían recuperarse a base de exportaciones. Por lo tanto, se generó una clara situación de “Win-Win”. Sin embargo, al sistema se le escapaba un componente clave dentro de todo mercado, las operaciones de arbitraje.
Los operadores de mercado comenzaron a vender dólares a cambio de divisas cuyo tipo de cambio de mercado estaba sobrevalorado. Así las cosas, muchos agentes consiguieron grandes beneficios a costa de apostar contra el dólar, generando así las primeras grietas del sistema de Bretton Woods.
Una de las soluciones que se podría haber adoptado es la combinación de políticas contractivas tanto monetarias como fiscales por parte de Estados Unidos junto con políticas expansivas por parte del resto de miembros. Sin embargo, la mayoría de los países se negaron a cooperar ya que, de esa forma, renunciaban al crecimiento de sus exportaciones, y el gobierno norteamericano se sumergió en la Guerra de Vietnam que, junto con las tensiones provocadas por la inminente Crisis del Petróleo, le obligaron a incrementar la oferta de dólares. Así pues, se mezclaron una serie de factores que imposibilitaron hacer frente al arbitraje.
Por lo tanto, se generó una enorme desconfianza hacia el sistema y la mayoría de los estados europeos solicitaron el cambio de sus reservas de dólares por oro. Sin embargo, Estados Unidos no pudo hacer frente a semejante demanda dada la enorme cantidad de dólares que había en circulación por la economía. En consecuencia, el 15 de agosto de 1971, Richard Nixon (entonces presidente de los Estados Unidos), se vio obligado a declarar la bancarrota de su país, finalizando así con el sistema monetario pactado en Bretton Woods y protagonizando lo que hasta el momento ha sido el mayor impago de todos los tiempos.
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