Competencias financieras de niños y jóvenes según la OCDE y la UE

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En su búsqueda de mejorar los conocimientos financieros de la población, muy bajos en el contexto europeo según los datos del último Eurobarómetro (puedes consultarlo aquí), la Unión Europea y la OCDE acaban de publicar un marco de trabajo con el que pretenden dar una orientación sobre las capacidades financieras que han de tener tanto los niños como los jóvenes. La obtención de dichas capacidades busca que puedan tomar decisiones en su situación actual y sentar las bases de su vida como adultos.

Con este marco, como ya hizo anteriormente con la publicación de las correspondientes pautas para adultos en enero de 2022, se busca facilitar la coordinación, el diseño y la evaluación de las políticas y acciones realizadas por los Gobiernos y sus colaboradores, que, además, puedan ser medidas de una forma efectiva y cuyas buenas prácticas puedan ser extrapolables a cualquiera de los países de la Unión.

Tres son las áreas principales sobre las que se desarrolla este documento, como son la gestión del dinero, la toma de decisiones financieras y el marco general económico financiero en el que los niños toman decisiones en cada momento, que sientan unas bases para cuando se conviertan en adultos.

¿Qué actitudes se busca desarrollar?:

  • Que sean capaces de administrar el dinero tanto a corto como a largo plazo.
  • Que sean capaces de tomar decisiones sólidas e informadas, siendo conscientes de sus consecuencias y sabiendo dónde obtener ayuda.
  • Tener un conocimiento básico de la economía y de la situación financiera.
  • Estar adecuadamente preparado para los aspectos económicos y financieros de la vida adulta.

Estos ambiciosos objetivos, quedan reflejados en una planificación de competencias para cada uno de los tres grupos de edad determinados: 1) 6 – 10 años; 2) 11-15 años; y 3) 16-18 años, que tienen en cuenta los cuatro contextos en los que se toman decisiones, todos ellos inspirados en el informe PISA 2022:

  • Educación y trabajo: la existencia de jóvenes con trabajos e ingresos fuera de las horas escolares y que dichos jóvenes, cercanos a la finalización de sus estudios obligatorios, tienen que tomar decisiones sobre su futuras trayectorias educativas, formativas y laborales.
  • Hogar y familia: muchas decisiones se toman en el entorno familiar, pero también en alojamientos compartidos en el momento de la primera independencia del joven.
  • Individuo: las decisiones, en última instancia, son de carácter individual en función, principalmente, de las necesidades personales.
  • Sociedad: hay que valorar la influencia del ambiente económico y de las relaciones sociales en la toma de decisiones.

Una vez determinado el ámbito de trabajo, la estructura de este marco se divide en cuatro áreas de contenido con las competencias que se han de adquirir en cada una de ellas:

  1. Dinero y transacciones. Es donde se encuentran las competencias fundamentales como son el dinero y los tipos de cambio; los ingresos; los precios, las compras y los pagos; y los registros financieros y contratos.
  2. Planificación y gestión financiera. Los conocimientos a desarrollar en este apartado son los relativos a la realización de un presupuesto o planificación; gestión y planificación de los ingresos y gastos; el ahorro y la inversión; la jubilación y las pensiones; y el crédito o préstamo.
  3. Riesgos y rentabilidades. Aquí se promueven las competencias para la identificación de los riesgos y rentabilidades; la relación entre el riesgo y la rentabilidad y los seguros y la gestión financiera del riesgo.
  4. Panorama financiero. En este último apartado se pretende dotar de nociones sobre los productos y servicios financieros y sus proveedores; la protección del consumidor; los riesgos y responsabilidades; estafas y fraudes; educación financiera, información y consejos; impuestos y tasas; e influencias externas.

Y por si fuera poco todo lo anterior, también se han contemplado una serie de aspectos transversales a tener en cuenta, como son las competencias digitales, la sostenibilidad, la sensibilidad ciudadana, el emprendimiento o las necesidades relativas a convertirse en adulto (contratos, educación futura, elección de carrera, pago de impuestos, etc.).

Eso sí, no podemos olvidar que adoptar estas directrices es totalmente voluntario por parte de los países, pero seguro que todos los colaboradores implicados en la educación cinanciera los tendrán muy en cuenta.

Puedes ver el documento completo aquí: enlace

Autores

María del Mar Molina Parra
Arnie Zareei Bogoya
José Antonio Díaz Campos
Edufinet
José M. Domínguez Martínez
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